El que se alimentaba de sombras y permanecía en la oscuridad, aquel capaz de causar el pánico en segundos.
Tan peligroso, como inofensivo.
Tan cuerdo, como inmerso en su locura.
Curtido por experiencias y situaciones, el que llego al límite de sus capacidades y aquel que ahora depende de calmantes, productos químicos que ciegan su ser, productos, que no siempre hacen bien su trabajo.
Sufrid, temblad aquellos que frecuentan su morada. |
El ser humano es demasiado frágil.
ResponderEliminar